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 Los Tiempos Cambian...

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Bill Harley

Bill Harley


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MensajeTema: Los Tiempos Cambian...   Los Tiempos Cambian... Icon_minitimeLun Ago 02, 2010 7:40 pm

"...diante un comunicado, la familia señaló que la Policía les confirmó a las 02:24 horas que el cuerpo sin vida encontrado en Silentburgh corresponde a Irene Smith".

El sonido del taco de billar contra la blanca superficie envió las esferas al oscuro abismo del que provenían creando el compás que marcaría la progresión del tiempo en aquel antro. Los suspiros de resignación y sueños frustrados acompasaban el eco de las jarras vacías al golpear la madera de la barra, sonidos comunes que brotaban de la nube de humo de cigarro y el apestoso olor del fracaso. Por encima de eso, el sonido de The Man Comes Around apenas se dejaba oír, como el susurro lejano de alguna ya no tan hermosa sirena abandonada en una alejada isla desierta.

La barra de madera de roble, antaño hermosa obra de carpintería, estaba ahora llena de quemaduras de cigarros, manchas de sudor y grasa, cortes y nombres a cuchillo; un reflejo de la América de hoy día.

Ocultos y abandonados, los parroquianos, toda una miriada de fracasados, holgazanes, perdedores y algunos pocos hombres de bien adornaban el lugar como viejos y desgastados fantasmas hastiados. Toda una serie de personalidades con diversas historias a su alrededor.

En una esquina, pequeña y sucia como aquel mismo bar, se encontraba el viejo Mike. Era un pequeño viejo descuidado vestido con una chupa de cuero raída y un ojo a la virulé. La gente decía que había pertenecido a una de esas bandas de motoristas de los años 50 e incluso había estado en Woodstock, pero ahora solo era un tipo triste y apagado.
No muy lejos de allí se encontraba Turney. Era un tipo normal, anodino sería la palabra adecuada, porque lo único que llamaba la atención de él es que parecía no encajar en un ambiente como ese. Era un tipo que había sido agraciado, incluso atractivo, educado y puede que incluso poderoso; sin duda había sido muchas cosas, pero ahora no era más que otro perdedor y fracado más de aquel tugurio.

A veces Turney se sentía observado y cuando intentaba detectar la fuente de su desazón se encontraba con la turbia mirada del viejo Richard Anderson. Cuando Turney le devolvía la mirada este solía emitir una de sus carrasperas características y apartaba la mirada negando con la cabeza.
Richard era un hombre cuya juventud lo había abandonado hacía décadas, pero se aferraba a la vida como una comadreja con tétanos. Había servido en Vietnam durante la guerra y, según contaba con su habitual voz carrasposa y apagada, su escuadrón estaba asaltando un campamento de Vietcongs cuando algún gilipollas en las altas esferas se la estaría cascando en lugar de prestar antención y por su culpa un avión aliado soltó sobre ellos algúna puta variante del gas mostaza. Solía decir que él tuvo suerte, solo se le quemaron un poco los pulmones y las cuerdas vocales; otros no tuvieron tanta suerte.

Estos y otros singulares personajes eran la clientela habitual del Morgan´s, un tugurio de mala muerte a medio camino entre un bar de carretera apestoso y un local donde se reunen los paletos del sur profundo a beber y quejarse de todo. Su dueño y barman era Morgan, un tipo grande, gordo y sucio que al menos solía tener los vasos más limpios que el cuello de su camisa la mayor de las veces. Fue él quien cambió de canal en el pequeño y viejo televisor, ya que no quería escuchar otra vez un nuevo debate sobre como arreglar Ámerica en seis días.

Pero de todos ellos, fue un tipo grande y rapado de aspecto enfadado y fauces torcidas en una aspera mueca quién habló en primer lugar, con una voz algo ronca pero fuerte como el trueno en medio de aquel vendabal de silencio.

"¡Joder! ¡Maldita puta mierda, un cría muerta en esta jodida ciudad y nadie sabe quién cojones es el culpable!"- ladró con furia y la perilla de su rostro se retorció con una agria mueca. -"Ámerica se va al puto infierno y nadie hace nada para impedirlo. Morgan maldita sea ponme otra puta cerveza para ahogar mi conciencia."

El enorme barman sacudió su descomunal barriga y con un ágil movimiento tan poco apropiado para un hombre de sus dimensiones aferró un vaso y con un giro lo llenó de espumosa cerveza, colocándolo finalmente delante del tipo que había hablado. Era un tipo grande y de brazos fuertes, llevaba una camiseta blanca lisa bajo una chaquetilla vaquera sin mangas y pantalones vaqueros polvorientos por el camino. Sobre uno de los percheros descansaba una gruesa chaqueta de cuero que había sido marrón en algún momento y una gorra roja de baseball. Los brazos del tipo tenían toda una gama de tatuajes fruto del sueño de un presidiario.

Los parroquianos murmuraron en el silencio provocado por las palabras de aquel tipo.

"Los políticos creen que somos gilipollas, pero nosotros sabemos porque esta gran nación es ahora un puto burdel de mala muerte."- El tipo volvía a la carga. -"Sólo hay que ver los malditos noticiarios, asesinatos, robos y violaciones hasta en el canal de dibujos animados ¿Y quienes son siempre los putos culpables?"- El tipo dejó la pregunta flotando en el aire.

Los murmullos aumentaron por encima de la músical de local.

"¡Joder, siempre son esos putos inmigrantes!"-vociferó, creando cierta espectación. Pero pronto recibió murmullos de aprobación. -"Siempre es un jodido latinoamericano de mierda o un puto cabrón de la Europa del este, o esos bastardos amarillos de ojos rasgados que nunca sabes que están pensando. Ya no puedes siquiera salir a comprar una puta cerveza sin que te encuentres con algún seven-eleven con algún jodido árabe o hindú con un puto turbante. Eso es lo que le pasa a Ámerica; y se jode porque ninguno hacemos nada para evitarlo. Dejámos que vengan aquí, nos quiten nuestro trabajo, se queden con nuestro dinero, roben nuestras cosas y se acuesten con nuestras mujeres." -Su voz resonaba en aquel lugar con cierto matiz especial. No era el tono de uno de eso jodidos predicadores de Texas o Luisiana, sino el de un hombre honrado cabreado que ve como su mundo se desmorona.

Algunas cabezas empezaron a asentir.

"Ya ni siquiera puedes poner la puta tele sin encontrar alguna de esas series de mierdas. Series para negros, hispanos o cualquier otro. Lo llaman étnico o para un público concreto, pero lo que pasa es que nos han invadido y no nos hemos dado cuenta ¿Que pasa joder, es que no salen suficientes negros en los canales normales que tienen que inventar un puto canal solo para negros? Esa es la maldita mierda que pasa." -Terminó la copa de un trago y se dejó caer sobre la barra cansado de enfadarse pero demasiado enfadado como para dejar se estarlo.

Los murmullos derivaron en toda una serie de mini-discusiones de bar entre los parroquianos, sobre que podían hacer, posibles soluciones y medidas a tomar. Duró varias horas. Cuando se hubo cansado, el tipo que lo había empezado todo se despidió de los habituales, se puso sus chaqueta y su gorra y salió a la fría calle.

Ese tipo no era otro que Bill Harley.


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